SEMILLEROS Y PLANTONES













Aunque la vision del huerto no fue lo mejor del día, por lo menos la Primavera se deja asomar en otras criaturas vegetales.
También han aparecido algunas plantitas de los semilleros que puse hace dos semanas...y ya tenemos algo que sacrificar en el terreno de juego:



estos son plantoncitos de lechuga maravilla provenientes de cultivo ecológico (Andalucía)



lechuga maravilla





acelgas






guisantes













Hoy, que es día de lluvia anunciada y tiempo santo, me fui para el Palonar y metí en macetas algunos plantones supervivientes y los tengo bajo cuidados intensivos durante esta semanita de vacances.


La verdad que es tiempo de alegrarse por el nacimiento de plantitas después de hacer hecho los semilleros. ¡Qué sensación de recompensa a pesar de la espera! Además lo que sale suele ser tan verde y lleno de vida. La identificación con el hecho es rotunda ¿no?




tomatera


Aun quedan 12 tomateras por plantar, si sobreviven... Lo que ya se me ha despistado es cuáles son Cherry y cuáles no...pero eso será al fin una sorpresa este veranillo amarillo.


La tomatera es una planta anual, pero a veces puede perdurar más de un año en el terreno. Los tallos son ligeramente angulosos, semileñosos, de grosor mediano (cercano a 4 cm en la base).
Sus hojas de tamaño medio a grande (10 a 50 cm), alternas, pecioladas, bipinatisectas (con folíolos a su vez divididos) y con numerosos tricomas simples y glandulares.
El tomate presenta un alto contenido de agua y, de vitamina A y C. Es una fuente de antioxidantes (relacionados con la prevención de enfermedades degenerativas y cardiovasculares como cáncer, cataratas y cardiopatías), especialmente de vitamina E y en menor medida de vitamina C.
También contiene betacarotenos y flavonoides, como quercitina y licopina (éste es el que le confiere el típico color rojo), también con potencialidad preventiva, especialmente en cuanto a los problemas de próstata. Otro elemento interesante es el potasio, aunque este mineral pierde su efecto si el tomate se toma en zumo preparado, por su alto contenido en sal.
Existen muchas variedades y cada poco tiempo salen nuevas al mercado. Las variedades comerciales son híbridos, más productivas, homogéneas e incorporan resistencia a enfermedades, pero no son adecuadas para dejar semillas para el año siguiente. El porte puede ser rastrero, arbustivo o erecto. Hay variedades de crecimiento limitado (determinadas) y otras de crecimiento ilimitado (indeterminadas).
Al tomate le gusta el clima cálido; muere con heladas (temperatura inferiores a 0º C). Las temperaturas óptimas para su crecimiento se encuentran en unos 25º C por el día y entre 15 y 18º C por la noche. Por debajo de los 12º C se detiene el crecimiento y por encima de 30-35º C también hay problemas, en este caso para la polinización (polen estéril).
La tomatera, no es exigente en cuanto a suelos, aunque prefiere los sueltos y ricos en materia orgánica, eso sí es muy importante, como en todas las hortalizas, que el drenaje sea bueno, es decir, que no se encharque durante largo tiempo. Lo más destacable en cuanto al suelo es que se trata de una especie con cierta tolerancia a la salinidad. De ahí que admita el cultivo en suelos ligeramente salinos o el riego con agua algo salitrosa.
Las semillas se pueden sembrar directamente en la tierra del huerto, pero lo más habitual y recomendable, es hacer previamente un semillero, es decir sembrarlas en bandejas o macetas y luego, cuando tengan unos 15 cm. trasplantar al suelo las plantitas. De esta forma, adelantamos el periodo de cultivo, ya que los semilleros se pueden hacer a cubierto a finales de invierno, cuando todavía hace frío al aire libre.
Para la siembra directa en el suelo:
  • Esparce las semillas y tápalas con una capa de un centímetro de tierra suelta.
  • A continuación, cubre con una lámina de plástico transparente de polietileno, un saco de esparto abierto por la mitad o alguna manta vieja que servirá a modo de invernadero proporcionando calor y protección de la lluvia fuerte.
  • La siembra no puede hacerse en el exterior hasta que las temperaturas nocturnas sean superiores a 10ºC.
  • Riega a menudo, según la climatología, cada uno o dos días. Una vez nacidas las plantas, retira la protección.
Para la siembra en semilleros o almácigos:
  • Los semilleros se comienzan desde mediados de invierno en adelante (en España, a partir de mediados de febrero). En el Norte o climas más frescos, se hacen más tarde, a principios de abril, pero en regiones calurosas si se siembran demasiado tarde se le echa encima el calor a la planta y no tiene tiempo de crecer tanto, por lo que la producción de tomates es menor.
  • Usa bandejas de alveolos y llénalas de turba sola o mezclada con arena de río mitad y mitad.
  • Coloca 2 ó 3 semillas en el centro de cada celda o alveolo para más seguridad y cúbrelas ligeramente.
  • Para acelerar la germinación, cubre el semillero con un plástico sin que toque el sustrato, que quede levantado como unos 25 cm., y no cerrado del todo, que tenga ventilación. A una temperatura constante de 25º C la germinación se realiza en seis días, a 35ºC en nueve días y a 10ºC en unos cuarenta y cinco.
  • Riega con mucha suavidad, para que no se muevan las semillas, y mantén la turba húmeda, no encharcada.
  • Cuando salgan las plantitas, y tengan dos hojas, deja la que veas más fuerte, y quitas las otras. Cuando tengan unos 15 cm. de altura, ya están listas para trasplantar al suelo.
Es fundamental entutorar las tomateras para que la planta se mantenga erguida y evitar que los frutos toquen el suelo. Por eso, antes de la primera planta plantada y despues de la última, clava dos cañas uniendolas en V invertida. En la parte alta de la V le atas otra caña en direccion a la V del otro lado.
En esa caña cruzada atas cuerdas encima de cada tomatera, que lleguen al suelo. El otro extremo de la cuerda lo atas a la planta de tomate y conforme crezca vas enrollando la cuerda en su tronco.
Los tallos se atan con rafia suficientemente flojos con el fin de que no les afecte en su crecimiento. Se puede dejar 1, 2 ó 3 tallos principales.
Riego: Este debe ser frecuente y se debe realizar el riego por surcos, inundando el espacio que queda entre caballón y caballón. Se dan unos 10-15 riegos con un intervalo de 7-12 días entre riego y riego. Otro método muy habitual y cómodo es el riego por goteo y menos usado, el de aspersión.
  • Las hortalizas son sensibles tanto al exceso como al defecto de agua. Cuidado con esto.
  • Riega preferiblemente por la mañana temprano o por la tarde después de la puesta del sol.
  • El exceso de riego o de fertilizantes hacen que el fruto pierda sabor.
  • No riegues nunca las plantas justo antes de la recolección.
Abonado: La fertilización en los huertos caseros se basan en el estercolado previo a la plantación (puede ser estiércol animal de vaca, oveja, caballo..., compost, mantillo, etc.); nada más, con eso es suficiente.
No obstante, si la tierra de cultivo fuese pobre en nutrientes o los primeros racimos de flor aparezcan pobres o las hojas no crecen, tienes la posibilidad de hacer un abono de cobertera cuando las plantas estén ya instaladas en primavera aportando un fertilizante compuesto N-P-K (Nitrógeno, Fósforo y Potasio).
altDestallado: Una labor muy importante consiste en ir quitando los brotes que salen en las axilas de las hojas cada 10 días más o menos. Si no los quitas, darán lugar a nuevos tallos, se formará una maraña de planta, y los tomates serán mucho más pequeños. Con esto, lograrás que la planta produzca frutos más grandes y de mejor calidad, y al mismo tiempo tendrás una planta más fuerte, con menos follaje, que dedicará toda su energía a los frutos.
altPor tanto, todos los brotes laterales que salen de las axilas de las hojas o en la base de la planta se suprimen a medida que van apareciendo (cuando midan unos 3 cm. ). Si el brote está tierno se corta a mano, simplemente doblando el tallo hasta que se desprenda; si el tejido ha desarrollado rigidez, es mejor cortarlo con tijera de poda. El brote terminal no lo cortes porque es el que conduce a la planta hacia arriba. Córtalo cuando lleguen los primeros fríos y la planta esté finalizando su ciclo, para ayudar a madurar mejor los últimos tomates que tenga.
Escardas: Se trata de una cava muy ligera para mantener la tierra suelta, impedir la formación de costra y eliminar las malas hierbas que vayan saliendo a lo largo del cultivo. Se hace muy superficial para no romper raicillas del cultivo.
Acolchado: El acolchado es una práctica recomendable pero no imprescindible. Consiste en extender en primavera una capa de unos 2 cm de turba, compost descompuesto o mantillo de hoja entre las plantas jóvenes, una vez que éstas estén establecidas. El acolchado reducirá la pérdida de agua, aportará nutrientes y evitará la aparición de malas hierbas.
Deshojado: Quita algunas hojas cuando los tomates están ya grandecitos, para empezar a madurar, empezando por abajo, para que no quiten sol a los frutos.
Recolección de tomates: Una planta produce de 2 a 3 kg de frutos, según las variedades. La recolección es escalonada y larga. Comenzará a las 10 ó 12 semanas después de la siembra. Los puedes ir sacando a medida que los necesites.
Antes de que hagan su aparición las primeras heladas (si es el caso) conviene recoger los que todavía estén verdes y colocarlos en una habitación o almacén extendidos sobre paja. Aquí terminarán su proceso de maduración. No guardes cebollas y tomates juntos porque se favorece la pudrición.
Nombre común o vulgar: Tomate, Tomatera, Jitomate
Nombre científico o latino: Lycopersicum esculentum = Solanum lycopersicum
Familia: Solanáceas (Solanaceae).






Podemos echarle un vistazo a los calabacines bonitos supervivientes también y que yacen plácidamente en macetas individuales a la espera de ser trasplantados a la tierra cuando convenga...ya sabéis , con planificación y sin ansia, que luego pasa lo que pasó.



Los que pusimos en tierra el día Fundacional, creo que han pasado a mejor vida. Bueno, así los que les precedan tendrán antepasados enterrados en la misma tierra. Hay que tener historia, aunque sea un drama agrario.



                                      EL calabacín 






También han salido de los semilleros algunas plantitas de salvia. Uhmm, planta comestible y aromática, uhm.

Me gustaría que hiciésemos un jardín dedicado principalmente a plantas medicinales y aromáticas. veremos.

Ya hay planta de perejil, salvia, curry, lavanda, hierbabuena, hinojo, romero, manzanilla (que saldrá...), de momento que tenga yo controlado...






La salvia 

1. GENERALIDADES.

Se la considera la reina de las plantas aromáticas. Su nombre vulgar es el de «hierba sacra», que le fue atribuido por los romanos, quienes la consideraban así. 

El uso práctico de la salvia es el de aromatizar los platos, pero son varias las propiedades de los principios activos contenidos en ella. Se cultiva para la industria alimentaría, semillero, para la herboristería, la cosmética, la industria de los licores. El mercado español requiere una gran cantidad importada en gran parte del extranjero. Es una planta perenne, xerófila y termófila de Europa meridional, vive de forma espontánea en el sur y en las islas de Italia.
2. CARACTERES BOTÁNICOS.
Es un sufrútice en forma de mata con raíz fusiforme, robusta y fibrosa, tallo erecto de sección cuadrangular del cual salen numerosas ramificaciones, hojas opuestas, pecioladas, ovales-lanceoladas, espesas y rugosas, con bordes finamente dentados, recubiertos de pelusilla y de color verde ceniciento. Las flores, bilabiadas, están reunidas en verticilos situados en inflorescencias verticales que suelen aparecer de junio a julio. 
Otras características de la flor están en función de la variedad. El fruto es un tetraquenio.

Variedades.
Recordemos tres variedades. La Salvia officinalis (típica) alcanza en su desarrollo una altura de 40-60 centímetros, presenta hojas ovales y flores violetas. Es la que más se cultiva. La Salvia Officinalis var. alba presenta hojas de mayores dimensiones respecto a la anterior y flores de color blanco. La Salvia Officinalis var. crispatiene hojas espesas, muy alargadas y rizadas. Las flores son de color azul lavanda. Resiste particularmente a la sequía. 
Otras variedades son: salvia de jardín, del Moncayo, de los prados, fina, menor, romana, real, de Aragón, etc. 

3. CLIMA Y SUELO.
Aunque es una especie con una considerable capacidad de adaptación, es preferible reservarle terrenos ligeros, calcáreos y bien expuestos. Los laboreos para la plantación están constituidos por una aradura, efectuada en otoño, de 35-40 centímetros de profundidad, y por gradeos o fresados en primavera. A la salvia le perjudican los ambientes que presentan inviernos muy rígidos.
Es una planta oriunda de las montañas de la cuenca mediterránea, desde España a Turquía y desde Siria a Marruecos. Vive en terrenos áridos, secos, de naturaleza calcárea.
4. PROPAGACIÓN.
Se puede escoger entre la gámica y la vegetativa. En el primer caso la siembra puede hacerse o en semillero o en pleno campo. Para ambas, la época mejor recae en febrero - marzo. La semilla, pequeña y de un color marrón oscuro, es bastante fácil de encontrar y no alcanza precios demasiado elevados en los mercados semilleros. En la siembra en pleno campo, que puede efectuarse con sembradora de grano, la cantidad de semilla por hectárea varía sobre todo en función de la naturaleza del terreno. Es aconsejable usar entre 10 y 15 kilogramos/hectárea. Para la siembra en semillero, bastará recordar que de 10 gramos de semilla pueden obtenerse entre 200 y 300 plantitas. Hay que especificar que las cantidades señaladas se refieren al uso de semilla con un buen grado de germinabilidad. La profundidad de siembra debe ser de un centímetro aproximadamente. Se podrá asistir al brote 18-20 días después por término medio. Como conclusión de la propagación gámica debemos decir que al no haberse efectuado aún selección de las simientes de salvia que pueden encontrarse en el mercado, se obtendrá una población de individuos con características morfológicas y cualitativas diferentes.

En caso de que se recurra a la propagación agámica, se obtienen vástagos idénticos a la planta madre de la cual se ha extraído el material de multiplicación. Habitualmente se recurre a esquejes extraídos de plantas de 2 ó 3 años en marzo - abril, de 8-10 centímetros de longitud con al menos cuatro yemas. Su aptitud para arraigar es muy alta, no se precisan sustancias arraigantes o técnicas particulares. La época de extracción y por tanto el arraigo puede aplazarse al mes de junio - julio. En ese caso se requieren cañoneras de arraigo provistas de malla de sombreo y de sistemas de riego. El trasplante puede efectuarse o de forma manual (un operario planta de 70 a 80 plantitas/hora) o, mejor aún, con trasplantadora mecánica de dos o más filas. La época, en el caso de las plantitas o de los esquejes extraídos en marzo - abril, será mayo - junio, mientras que en el otro caso se podrá escoger entre el trasplante en otoño o en la primavera del año siguiente. Las ventajas de este método son: obtención de dos siegas ya el primer año, elección entre dos épocas de trasplante según la evolución de las estaciones en las cuales de todas formas no son indispensables los riegos de ayuda. Estas ventajas compensan el mayor costo de los equipamientos para obtener los barbados.
5. CULTIVO.
5.1. Plantación.
Al establecerla es necesario conocer con claridad el objetivo del cultivo. Puede encaminarse a la producción de la parte superior de la planta con destino a la herboristería, a la de aceite para el sector farmacéutico y de los licores, o estar destinada a la producción de semilla.

En los dos primeros casos, las plantitas y los esquejes arraigados se plantan a la distancia de 60-80 centímetros entre las filas, según las exigencias y las disponibilidades de mecanización, y de 20 centímetros en la fila, alcanzando una densidad de 75.000 plantitas/hectárea aproximadamente. Para la producción de las hojas y flores sólo puede adaptarse en cambio una plantación de mayor densidad, no siendo indispensable una amplia exposición de la planta a la luz como en el caso de la producción de aceite. Las distancias podrán ser de 40 centímetros entre las filas y de 20 centímetros en la fila (120.000 plantitas/hectárea).

La última técnica propuesta es la adopción de la plantación en prado ideada por el profesor Augusto Rinaldi Ceroni y que puede realizarse mediante siembra directa con sembradora de grano o trasplante aproximado de las plantitas, manteniendo una distancia entre las filas de 30 centímetros. Cuando el objetivo sea la producción de la semilla, las distancias serán de 80-100 centímetros entre las filas y 40 centímetros en la fila.
5.2. Fertilización.
El criterio básico de elección de la cantidad de elementos nutritivos que deben distribuirse es el conocimiento del grado de fertilidad del terreno y del objetivo del cultivo.

Generalmente se realiza con un aporte de estiércol bien hecho de unos 300 kilogramos/hectárea en el momento del laboreo principal, mientras que cada año se aportan 40-50 unidades de nitrógeno, 100 de fósforo y 80-100 de potasio. Pueden preverse aportes suplementarios de nitrógeno en el caso de la producción de hojas y flores en el valor de 50-80 unidades en forma de nitrato, que deben repartirse entre la recuperación vegetativa y después de la primera siega.

En regiones donde el invierno sea particularmente riguroso es importante distribuir nitrógeno también después de la última siega para incrementar las reservas de la planta que le son necesarias para superar la mala estación.

5.3. Labores culturales.
Éste consiste en escardas que tienen el objetivo de ventilar el terreno y liberarlo de las malas hierbas. También con este fin se ha estudiado la posibilidad de intervenir con desherbantes químicos. Se han obtenido buenos resultados empleando linuron en la dosis de 1,5 kilogramos/hectárea antes del brote. No se han observado, en este caso, fenómenos de contaminación del producto que puedan despertar preocupaciones. Otra intervención en el cultivo de salvia es el riego, que debe efectuarse en caso de sequía después de la siembra o el trasplante o después de la primera siega.

Respecto a los herbicidas decir que se pueden utilizar el norflurazon, bentazon, y el dicamba sin peligro de fitotoxicidades. Sin embargo la simazina resulta altamente tóxica para la salvia incluso al aplicarla en concentraciones muy pequeñas (Espaillat, 1993).
6. RECOLECCIÓN.
Para la recolección de las hojas y flores, al no existir en el comercio máquinas específicas, se pueden usar segadoras mecánicas y segadoras - atadoras de forraje. Es indispensable efectuar el corte a una altura e 8 ó 10 centímetros del suelo para salvaguardar la vida de la planta. La duración del cultivo es por término medio de 4 ó 5 años. La parte epígea no debe presentar partes leñosas y por ello es importante escoger el momento correcto de intervención. Se pueden hacer dos siegas ya en el año de plantación con el sistema que emplea esquejes arraigados procedentes de las cajoneras (producción verde total de 140-160 kilogramos/hectárea), y una sola en el otro caso (producción verde total de 60-80 kilogramos/hectárea). En los años siguientes la cosecha por ambos métodos será por término medio de 180-220 kilogramos/hectárea. El secado de la parte epígea lleva a una disminución en peso del 75 % aproximadamente. Debe efectuarse en cobertizos, bajo tinglados u otras edificaciones capaces de protegerla de la insolación directa, que dañaría la calidad. Además, para evitar la aparición de mohos es aconsejable remover varias veces la masa y no formar pilas. Observando estas normas se podrá obtener un producto con gran demanda en el mercado y con el cual se pueden alcanzar precios muy interesantes.

Por lo que se refiere a la producción del aceite esencial, éste está en función del porcentaje de aceite presente en el producto verde. Hay que precisar que para incrementarla es necesario segar el cultivo de salvia cuando está en plena floración (tiempo balsámico). El porcentaje alcanza valores del 0,14-0,18 % en la primera siega y del 0,25-0,30 en la segunda.

Finalmente, en cuanto al cultivo de la salvia de semilla, las mayores dificultades se encuentran en la fase de cosecha cuando, en plantaciones obtenidas por reproducción por semilla, la heterogeneidad de la población lleva a una escalaridad de la maduración.

En ese caso pueden sufrirse descensos de producción debido a la presencia de semillas aún sin madurar o a pérdidas en el campo por sobremaduración. De todos modos el índice de maduración es el cambio de color de la semilla del verde al marrón. Los rendimientos son de unos 5-8 kilogramos/hectárea al año.






historia de Ms. Lettuce







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